Un futuro para usted y su Familia

La desaparición del jefe de Familia, siempre implica, además de la pena moral, una pérdida económica que pone en apuros y riesgo a la familia.

Es precisamente por esta razón que siempre hemos sostenido que el seguro de vida es el primero que debe adquirir el individuo y que deberá actualizar y adecuar a las necesidades cambiantes de su entorno familiar.

Podríamos dar una larga lista de razones; sin embrago, a través de muchos años como consultores de seguros, hemos llegado a una conclusión muy sencilla: la gente no tiene seguro de vida por qué no sabe que lo necesita.

La necesidad de seguro de vida lo tenemos todos. Si, cualquier fallecimiento implica pérdida económica, lo que varía es su monto. La mayor pérdida económica que puede sufrir una familia es la desaparición súbita e imprevista de su fuente generadora de ingresos, de esa fuente que provee el dinero necesario para pagar la renta o la hipoteca, para pagar la escuela, la alimentación, el vestido y las medicinas, para pagar las vacaciones, los viajes y los regalos. La responsabilidad del jefe de familia es proveer lo que acabamos de enumerar. La responsabilidad del seguro es proporcionar los medios necesarios para que la vida continúe normalmente.

Imagine por un momento que el día de hoy reciba usted un capital igual al monto total de los seguros de vida que tiene actualmente contratados y que a raíz de eso decide renunciar y continuar viviendo con el producto de dicho capital al mismo nivel que usted y su familia están acostumbrados.

Haga usted sus cuentas: sin vender su casa ni su negocio, sin cambiar a los niños de escuela, sin pedirle a su esposa que se ponga a trabajar y solamente con ese capital liquido que acaba de recibir ¿Durante cuánto tiempo podrá sostener el nivel económico familiar? Ahora, haga las misma cuentas suponiendo que además logra vender las inversiones que posee como pueden ser acciones o bienes raíces.

Si no le resulta fácil hacer las cuentas, le podemos ayudar. Un capital de $300,000 invertido a una tasa de rendimiento de 15 por ciento, genera mensualmente $3,750. pero como bien sabemos, cada día las cosas cuestan más por efecto de la inflación

Su Consultor, asesor y/o agente de seguros tiene la obligación de orientarlo en ese sentido, en primer término a cuantificar sus necesidades de seguro, y después junto con usted, determinar el tipo de seguro que cubra razonablemente sus necesidades.

Se podría pensar que existe una infinidad de tipos de seguros, pero realmente los podemos dividir en dos grandes géneros: los seguros temporales y los seguros vitalicios. Los primeros solamente otorgan protección por un periodo determinado y no ofrecen recuperación alguna para el asegurado. Los vitalicios están diseñados para durar toda la vida del asegurado y generar ciertos valores de recuperación para el mismo. El costo de un seguro lo determinan el tipo de plan, la suma asegurada, la edad del asegurado y su estado de salud.

Desde el punto de vista exclusivamente de protección, lo ideal es una combinación, ya que el seguro temporal cubrirá las necesidades cuyo fin se conoce de antemano (deudas, hipotecas, educación) y el seguro vitalicio cubrirá las necesidades económicas que continúan durante toda la vida (renta, mantenimiento de la casa, pensión alimenticia, pago de impuestos)

El problema en la adquisición de un seguro de vida, no radica tanto en el tipo de seguro, sino más bien en el concepto de gasto o de inversión que uno le quiera dar al dinero que se paga. Hay que estar consciente de que el seguro es un gasto y hay que verlo como tal. La industria de seguros ha realizado grandes esfuerzos para diseñar elementos que hagan más atractiva la adquisición de seguros de vida, incorporando fondos de inversión colaterales y otros beneficios como la reducción del plazo de pago de primas. No se debe caer en el juego de comparar al seguro de vida con una inversión pura: son dos cosas diferentes. Con el seguro se garantiza la creación inmediata de un capital que los beneficiarios usarán para un fin previsto. Con la inversión, el capital se constituirá solamente a través del tiempo, y ese factor tiempo, no lo tiene garantizado el ser humano.

El seguro de vida no se limita a cubrir las necesidades de protección económica del individuo en el ámbito familiar; en los negocios juega un papel fundamental. Su aplicación puede no resultar tan evidente como en el caso de las familias; sin embrago, deténgase a pensar por un momento en las repercusiones financieras que en una empresa puede provocar el fallecimiento de un ejecutivo valioso, de un socio o del mismo dueño. El seguro de vida en la empresa es una herramienta que logrará en muchos casos el equilibrio de la misma, y en otros inclusive su continuidad. Como empresarios, al igual que como jefes de familia, tenemos responsabilidades con todos nuestros colaboradores: sus familias dependen directamente de nosotros. Toda empresa o negociación es fuente generadora de ingresos para un buen número de familias y ese ingreso depende del rumbo que tome la propia empresa.